El duelo por perdida es la reacción natural del ser humano tanto ante la pérdida tanto de un ser querido (persona, animal) como de un objeto o evento significativo. Se trata de una reacción en forma de sufrimiento y aflicción debida a la ruptura de un vínculo.
En el proceso psicológico del duelo deberemos tener en cuenta no solo los componentes emocionales, sino también los fisiológicos y sociales. Por lo general, la intensidad y la duración del proceso de duelo serán proporcionales a la magnitud y significado de la pérdida.
Reacciones frecuentes ante la pérdida
La reacción normal ante la pérdida de un ser querido, con frecuencia se asocian a los síntomas de una depresión como:
- Bajo estado de ánimo.
- Anorexia.
- Pérdida de peso.
- Insomnio.
- Abandono de las actividades socio-laborales habituales.
También pueden aparecer sentimientos como:
- Sentimiento de culpa. Se encuentra centrado en la idea de lo que la persona podría haber hecho, o en lo que no hizo en el momento de la muerte del ser querido.
- Ideas de muerte. Son pensamientos en torno al deseo de haber muerto en lugar de la persona que se ha perdido, o de haber fallecido con ella.
Los sentimientos depresivos asociados al duelo son considerados como “normales”. Esto no excluye que se pueda buscar una ayuda profesional si estos sentimientos o sensación de malestar causan sufrimiento.
¿Es una enfermedad el duelo?
El duelo debe ser considerado como un proceso “normal” encaminado a restablecer el equilibrio que se rompe tras la pérdida de un ser querido. ¿Quieres saber cómo superar un duelo?
A continuación te explico cuáles son los objetivos del tratamiento del duelo:
- Aceptar la realidad de la pérdida.
- Aceptar la normalidad del dolor y la pena.
- Adaptarse progresivamente al entorno en ausencia del ser querido.
- Reorganizarse paulatinamente conforme la desesperación dé paso a un recuerdo sereno del fallecido y permita seguir viviendo al doliente.
Es importante señalar que en ciertos momentos evolutivos pueden generarse sentimientos de duelo no necesariamente frente a la pérdida real; sino frente a momentos o situaciones vitales.