En generar vínculos afectivos es lo que nos define como personas; y nutre nuestra experiencia vital. Sin embargo , en ocasiones esos vínculos pueden verse afectados y nos generan malestar.

• Dificultades en la comunicación.
• Adquisición de hábitos que interfieran en la relación. Luchas de poder y control y tendencia a tirar cada miembro de la pareja en una dirección distinta en vez de hacerlo conjuntamente.
• Posesividad y Celos.
• Infidelidades ( en los casos de pareja)
• Dificultades en la expresión de afectividad y de la intimidad.
• Relaciones inadecuadas con las familias de origen respectivas que perturban la convivencia de la pareja.

• Dificultad para respetar y aceptar que el hijo se ha unido a otra persona formando su propia familia. Problemas sexuales.
• Falta de compromiso y de apego en la relación.
• Violencia de diferentes tipos.
• Separaciones recurrentes.
• Separación definitiva

Al abordar las situaciones descritas en el apartado anterior, el papel del terapeuta será:

• Apoyar y dirigir la aparición de un cambio positivo en la relación de pareja.

• Encontrar las intervenciones adecuadas para que la pareja:
• Se de cuenta de cómo están funcionando,
• Descubra que opciones tienen para solucionar los conflictos,
• Experimente nuevas y mas sanas vivencias en sus formas de relacionarse que les permitan tomar conciencia de ellos mismos y de su pareja.

• La terapia permitirá a cada componente de la pareja:
• Verse a si mismo como realmente es, y también
• Ver como es la persona que esta a su lado, conociéndola de un modo más real y completo.

• Lo deseable sería que como consecuencia de esta terapia se descubriera:
• Una nueva y mejor valoración del otro, y sobre todo la posibilidad de que, a pesar de ser ambos tan diferentes, el contacto exista y permanezca.
• En situaciones el abordaje de ambos en terapia es necesario; a su vez en un ámbito de terapia individual se pueden trabajar aspectos personales que afectan la manera de vincularse.